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Dónde se inicia el desafío y dónde termina la proeza.

Preocupación primera de los pensamientos de Bernardo O´Higgins en reiteradas esquelas a presidentes, ministros y amigos. En su lejana tierra, el Estrecho de Magallanes y su incorporación estratégica al devenir nacional, su proyección territorial y visto desde el presente su importancia en la pretensión soberana antártica.

Bulnes, tal vez conmovido con la partida del prócer el año 1842 sin lograr volver a Chile, escuchando su susurro sobre el insigne estrecho, tomó el desafío en momentos primarios de Chile, sin recursos, con infinitas necesidades de consolidación nacional.

Así es, el Presidente Manuel Bulnes, se debe haber preguntado a quien enviar, en quien confiar tan gran misión con más voluntad que recursos.

Iremos desde Valparaíso, desde Talcahuano. Yo creo, que no dudo mucho tiempo que el pueblo chilote sería quien lo haría. Manos a la obra, encarga a Domingo Espiñeira Risco, intendente de Chiloé, a esa altura 30 años de edad.

Ya surcaban en los mares australes los buques a vapor y en nuestras arcas, solamente se permitía avanzar con esfuerzo en la construcción de una humilde pero histórica Goleta, una tabla de 15 metros por 4, finalizada su construcción, logrado el abastecimiento y sobretodo incorporada la tripulación de 23 almas, entre ellas 2 mujeres y 1 niño, como se ha dicho, inicia este viaje a lo desconocido en el mes de mayo de 1843 en pleno invierno.

Mayo, junio, julio, agosto y por fin septiembre en el famoso Estrecho de Magallanes después de meses de estar confinados en espacios mínimos, en la incertidumbre de su destino impactados por tormentas y vicisitudes increíbles que hubiesen doblegado a cualquier alma. Pero eran chilotes, sabían su misión y cumplirían su compromiso. Compromiso que terminaría un día como hoy 21 de septiembre de 1843 sino que, en el inicio de un nuevo reto, la instalación de una nueva colonia.

Esas manos chilotas construirían el nuevo fuerte, darían forma a la naturaleza, dominarían la adversidad, harían las primeras siembras, tendrían los primeros sueños y sin duda acompañarían estoicamente las primeras y grandes penurias. No sería fácil, más nadie había dicho que lo sería.

Hoy ya con la perspectiva histórica desde una ciudad y región que amamos, sólo podemos agradecer a los que por años nos han engrandecidos.

A este manojo de hombres y mujeres que nos han engrandecido.

A este manojo de hombres y mujeres que en su gran mayoría chilota, rendimos un homenaje sentido y presente.

Su esfuerzo y entrega, alegrías y tristezas, no fueron en vano, aquí estamos en Punta Arenas, en la región de Magallanes, en la República de Chile.

Gracias a todos ustedes.

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